5 técnicas de comunicación eficaz para conectar con cualquier persona

13 noviembre, 2015
5 tecnicas para comunicacion eficaz

Yo no soy experta en comunicación, pero sé lo importante que es la comunicación en las relaciones. Por eso he traído a Irene Rodrigo, creadora de TeComunicas.com, para darte consejos de comunicación eficaz. Es una profesional de los pies a la cabeza que sabe de lo que habla y con mucho que contar.

Te dejo con ella. Disfruta de la lectura.

Seguro que alguna vez has tenido la sensación de que conoces a alguien de toda la vida, aunque te lo acaben de presentar. Conectáis tan bien que parece que sois amigos desde pequeños, y la confianza y la camaradería surgen sin tener que forzar nada.

En cambio, también habrás conocido a personas con las que no consigues que surja feeling, por mucho que lo intentes y por más que otros te digan lo majas que son.

¿Por qué conectas tanto con algunos y tan poco con otros?

Índice del artículo

El cerebro, ese ordenador central que define nuestras relaciones

Cada persona tiene el cerebro programado de una manera.

Imagínate que tu cerebro es el disco duro de un ordenador, y en él se encuentran instalados ciertos programas y archivos: softwares de escritura, de diseño; juegos, antivirus, documentos de texto…

Puede que tú hayas instalado el sistema operativo más puntero, o que hayas vaciado tu disco duro de música porque prefieres llenarlo con películas.

Esos programas y archivos son tus creencias y valores, y determinan tu manera de ver el mundo y de actuar en él, al igual que uno u otro programa condiciona el uso que vas a hacer de tu ordenador personal.

Y esas creencias y esos valores tú los comunicas tanto consciente como inconscientemente, a través de tu lenguaje verbal y del no verbal.

Pero claro, ¡no estás solo en el mundo! En el planeta hay otros 7.000 millones de personas, cada uno con una combinación de programas instalada en su ordenador central.

Y aquí viene el secreto de la conexión entre ordenadores cerebrales.

Cuando alguien tiene una combinación de programas (es decir, de creencias y valores) parecida a la tuya, conectáis.

Cuando la combinación difiere, os cuesta más encontrar puntos en común y, por tanto, no conectáis tan bien.

Lo interesante es que a lo largo de tu vida instalas y desinstalas programas sin descanso, así que una persona con la que antes no conectabas puede convertirse cierto día en tu mejor amiga, y viceversa.

Seguramente, tu vida sería mucho más fácil si pudieras decidir estar acompañado sólo de las personas con las que conectas automáticamente.

Pero ni tú ni nadie tenemos esa suerte. A todos nos toca lidiar día a día con compañeros de trabajo, clientes, conocidos e incluso familiares con los que no conectamos ni a la de tres.

Pero no está todo perdido: en este artículo te presento 5 estrategias para conectar con cualquier persona a través de la comunicación eficaz.

¡Empezamos!

5 estrategias de comunicación eficaz para conectar con cualquier persona

1. Toma conciencia de tu comunicación

El primer paso para mejorar tu comunicación con los demás es tomar conciencia de cómo te comunicas contigo mismo.

Lo que te dices y cómo te lo dices es el tronco del que nacen las ramas de comunicación con los demás.

Elige un día de esta semana y, durante el mismo, observa:

  • ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Qué te dices? ¿Qué tipo de lenguaje predomina en tu diálogo interno? ¿Dirías que te tratas con amor y respeto hacia ti mismo?
  • ¿Cómo es tu tono de voz? ¿Apagado o estridente? ¿Hablas a ritmo lento o a ritmo rápido?
  • ¿Cómo es tu lenguaje corporal? ¿Las posturas que sueles adoptar son abiertas o cerradas? ¿A qué velocidad gesticulas?

Importante: no te juzgues; sólo obsérvate. No hay respuestas correctas o incorrectas, simplemente hay información sobre ti mismo que te dará datos sobre cómo los demás te ven, te oyen y te sienten cuando se comunican contigo.

Dependiendo de la persona con la que interactúes, esa información que has obtenido sobre ti mismo facilitará o entorpecerá la comunicación.

En la práctica…

Todos hablamos con nosotros mismos a lo largo del día, ya estemos solos o acompañados.

Imagínate que un día te levantas súper animado y, por la noche, te acuestas de un humor de perros.

Ya en la cama, te pones a repasar el día y, la verdad, te das cuenta de que no ha sucedido nada para que te hayas puesto de tan mala leche.

Probablemente, tu mal humor se debe a tu comunicación contigo mismo. De repente recuerdas que te has maldecido a ti mismo por haber perdido el metro, y que en la reunión de trabajo apenas has interactuado porque estabas pensando, como se dice en mi tierra, en la mona de pascua, lo que ha provocado que los demás pensaran que te pasaba algo y se distanciaran de ti por miedo a ofenderte.

Tomando conciencia sobre tu comunicación interna recabas pistas para saber cómo te estás comunicando con los demás.

 

2. Dos maneras de ver el mundo

Cada persona tiene su filosofía de vida. Por tanto, existen tantas filosofías de vida como personas en el mundo.

Aun así, podríamos agrupar todas las filosofías en dos clases:

  • Las que ponen el foco en las diferencias.
  • Las que ponen el foco en las similitudes.

Cojamos el racismo como ejemplo extremo de filosofía de vida que ve el mundo por las diferencias que se dan en él.

Una persona racista tachará de “despreciable” a un ser humano de un color distinto al suyo porque no comparten el color de piel, el tipo de facciones o el tacto del cabello.

Anclado en esa perspectiva, el racista está obviando todos los puntos similares e incluso iguales que le unen con la persona de otro color: ambos son humanos, ambos tienen la capacidad de sentir y ambos comparten equipo de fútbol, por ejemplo.

Todos tendemos a fijarnos más en las diferencias o en las similitudes. Esto no es bueno ni malo; depende del contexto y del objetivo que tengamos en la comunicación.

Lo importante es tener la flexibilidad suficiente como para cambiar de foco dependiendo de la persona con la que estás hablando para poder conectar más y mejor con ella.

En la práctica…

Imagínate que vas a dar una formación y decides crear dos grupos basándote en el género de los alumnos.

Puede que esta práctica levante ampollas entre los asistentes, que no entienden por qué has utilizado un criterio tan simple para dividir los equipos.

La finalidad es formar grupos, pero el medio no es bien recibido por ser demasiado simplista.

Quizás la conexión con tus alumnos no se habría visto deteriorada si los hubieras dividido de manera aleatoria o si a través de una dinámica de grupo hubieras dejado que fueran ellos mismos quienes descubrieran con quiénes son más afines por similitudes, y no por diferencias.

 

3. Lo que la verdad esconde

Cuando hablamos, las personas damos mucha más información sobre nosotros mismos de la que somos conscientes.

Somos como libros abiertos; lo que pasa es que casi nadie sabe leernos (conscientemente).

Pero tú puedes aprender. Si desarrollas la capacidad de leer de forma consciente lo que hay debajo de lo que te cuentan, serás más capaz de establecer nexos de unión entre tus interlocutores difíciles y tú.

Porque hablando, las personas dejamos en cueros a

Podemos expresar esos valores y creencias a través de oraciones explícitas (“yo creo que las políticas medioambientales son mejorables”), a través de presuposiciones (“prefiero pasar el domingo en casa” presupone que esa persona valora la calma y el hogar) y a través de nuestros actos (si alguien va a manifestaciones de “no a la guerra” significa que valora la paz).

En la práctica…

Imagínate que Dani, tu compañero de trabajo, y tú os ponéis a discutir sobre la manera en que un informe debe ser redactado.

“Esto debe hacerse así”, dice Dani.

Con esa simple frase, Dani te está hablando de una creencia suya: los informes X deben hacerse de X manera.

Él tiene esa convicción firme que ha aprendido en algún momento de su vida, y desde luego tú no se la vas a cambiar con una discusión rutinaria que sólo va a conseguir enfrentaros todavía más.

Pero tú conoces bastante bien a Dani y sabes que, por encima de todo, valora a la familia, porque un día te dijo que los viernes intenta finiquitar el trabajo cuanto antes para irse a casa con sus hijos y su esposa.

A lo mejor no puedes conectar con Dani desde el nivel de creencias, porque está claro que en este ámbito no compartís las mismas.

Pero si restas importancia a vuestra discusión e interactúas con Dani en otro contexto para hablarle de lo que más valora, conectaréis a un nivel diferente y, de hecho, más profundo y elevado: el nivel de los valores, que es el que realmente crea lazos entre las personas.

Reconocer y desplegar sobre la mesa las creencias y valores comunes fomenta la conexión con otras personas aparentemente muy diferentes a ti, y además te sirve para poner en práctica la filosofía de las similitudes.

 

4. El maravilloso mundo del rapport

La próxima vez que sientas que no conectas con alguien, fíjate en lo que estáis expresando cada uno con vuestro lenguaje verbal y no verbal.

Lo más probable es que tú estés en una postura cerrada, que hables en voz baja y sin fuerza y que utilices monosílabos.

El otro, por su parte, tendrá las piernas descruzadas, hablará en voz exageradamente alta y construirá frases tan largas como para perderse en ellas.

O al revés.

El caso es que cada uno estará comunicando, tanto verbal como no verbalmente, en un registro completamente distinto del otro.

Y ¿cómo vas a conectar con alguien si tú y él habláis lenguajes distintos?

Los idiomas no sólo se encuentran en lo que decimos: también podemos percibirlos en cómo lo decimos, es decir, en el estilo de lenguaje no verbal que empleamos al comunicarnos.

El rapport es la herramienta que te va a enseñar a hablar el mismo idioma que tu interlocutor sin necesidad de apuntarte a clases de conversación o de empollarte un diccionario.

Simplemente se trata de que observes el lenguaje no verbal (tanto el cuerpo como la voz) de tu interlocutor y de que lo imites, o, como se dice en la jerga, que lo acompañes.

De esta manera el inconsciente de tu interlocutor entenderá que hablas su mismo idioma y la conexión entre vosotros se verá facilitada.

Una vez hayáis conectado a nivel de lenguaje no verbal, te será más sencillo llevártelo a tu terreno, es decir, hacerte entender en tus ideas, opiniones y argumentos sin que el otro se sienta intimidado.

En la práctica…

Estás discutiendo con tu hijo porque estás harto de que no haga los deberes “cuando toca”.

Él está sentado en su cama; está callado y tiene los brazos cruzados y la mirada baja.

Tú le riñes desde la puerta del cuarto; tu cuerpo está tenso y tus brazos se mueven en gestos firmes y lineales.

De repente, te das cuenta de que tu hijo y tú estáis hablando idiomas diferentes. Te acuerdas de lo que leíste sobre el rapport y te acercas a tu hijo.

Te agachas hasta que quedas a su nivel, posas las manos en tus rodillas y bajas el tono y el ritmo de tu voz hasta que se convierte casi en un susurro.

De repente has conectado con tu hijo, porque te has acercado a su idioma. Desde esa comunicación te será mucho más sencillo llegar a puntos de acuerdo con él.

 

5. Si yo fuera el otro…

A veces estamos tan convencidos de nuestros puntos de vista que somos incapaces de observar la realidad desde otras perspectivas.

Esto, que puede desembocar en divertidos debates inocuos con nuestros familiares y amigos de más confianza, se traduce en una mayor hostilidad cuando se trata de personas con las que, a priori, no conectamos.

Obcecándote en defender tus ideas ante personas que no las comparten estás, en realidad, desaprovechando un gran regalo que ellas mismas te ofrecen: la oportunidad de practicar la empatía.

La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro para pensar y sentir como él piensa y siente en ese momento.

Ya he dicho que, normalmente, las personas con las que no conectamos son aquellas cuya programación cerebral difiere de la nuestra.

Por eso, si realmente quieres conectar con estas personas tendrás que hacer un doble esfuerzo para ver el mundo como ellas lo ven.

Una pregunta que a mí me funciona de maravilla para empatizar con los demás es ésta:

“Si yo fuera la otra persona, ¿qué pensaría sobre esto?”.

O “¿cómo me sentiría al respecto?”, “¿cómo vería este asunto?”.

En la práctica…

Imagínate que en tu grupo de amigos hay un vegetariano. Como tú eres un carnívoro convencido y crees que todo lo que tenga que ver con la defensa animal es un cuento chino, tú y tu “amigo” vegetariano nunca habéis acabado de conectar.

Un sábado quedáis el grupo entero para cenar y, a la hora de elegir el restaurante, el “amigo” vegetariano sugiere un restaurante con opción vegetariana. Lo malo es que para llegar hasta allí tenéis que coger taxis, porque está a media hora de camino andando.

Tú pasas del vegetarianismo y, a priori, su petición te parece un capricho. Sin embargo, si te pones en su piel, te darás cuenta de que su sugerencia no es tan descabellada y de que, por encima de todo, lo que ambos queréis es disfrutar de la compañía del grupo, sea donde sea.

 

¿Para qué necesitas conectar con personas con las que no conectas?

Éstas son las cinco estrategias que a mí me son más útiles cuando quiero conectar con personas que, aparentemente, no comparten mis valores y creencias.

Al principio, llevar a la práctica estas estrategias puede resultar un esfuerzo. Pero, a medida que las practiques, irás integrando sus dinámicas y ganarás la flexibilidad suficiente en tu comunicación como para implementarlas sin apenas darte cuenta.

Estas estrategias van a serte útiles para conectar con personas en muchos ámbitos diferentes:

  • En el trabajo, tanto con tus compañeros, como con tu jefe, como con tus clientes. El trabajo, como cualquier otro círculo, reúne a personalidades de todo tipo, y no todas cuadran a la perfección con la nuestra. Practicando estas estrategias podrás contemplar tus relaciones laborales desde otra perspectiva, aumentar tu felicidad laboral y generar más clientes satisfechos.
  • En la familia y la pareja. Hasta en las mejores familias se generan rifirrafes y faltas de entendimiento. Cada persona de tu familia habla su propio idioma, aunque muchos de ellos se parezcan porque compartís determinado contexto sociocultural. Si llevas a la práctica las estrategias de este artículo, tu comunicación en familia se verá mejorada y todos os llevaréis mejor entre vosotros.
  • En el grupo de amigos. Aunque los amigos se escogen, casi siempre hay alguno por ahí con el que no acabas de entenderte. Si vas a tener que seguir viéndolo porque tenéis relaciones en común, mejor será que sepas gestionar la vuestra de la mejor manera posible. Estas estrategias te ayudarán a ello.
  • En tu comunicación en público o a través del vídeo. No podía irme sin sacar a relucir el que es mi campo de actuación. Hablando en público y comunicándonos a través del vídeo también necesitas conectar con aquellos que no comparten tu programación mental. Estas estrategias te proveerán de la suficiente flexibilidad como para llegar a cada persona de tu audiencia y conectar con ellas a un nivel más profundo del que esperan de un ponente.

Ahora te toca a ti contarme qué otras estrategias utilizas cuando quieres conectar con esas personas que, a priori, no te hacen tilín.

¿Has tenido alguna experiencia de éxito? ¿Has llegado a convertirte en un muy buen amigo de alguien a quien no soportabas? ¿Cuál de estas estrategias te parece más útil? ¡Cuéntamelo todo, que te quiero escuchar!


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