¿Alguna vez te has pillado en la nevera sin saber muy bien cómo has llegado allí? ¿O que ya te has vestido sin haberte dado cuenta? Los hábitos y los procesos automatizados tienen la respuesta.
«¿Por qué he hecho esto?» Estoy segura de que esta pregunta te la has hecho alguna vez, y en la mayoría de las veces no has encontrado una respuesta satisfactoria. Es hora de decirte que los hábitos y los automatismos están tomando el control de tu vida.
Pero eso no es malo, déjame explicártelo.
Para entender por qué haces lo que haces tienes que conocerte muy profundamente. Buscar el por qué es buscar la causa, y muchas veces no hay una única causa para nuestro comportamiento. Muchas veces pensamos que la causa es algo cercano y la mayor parte de las veces esas razones están muy profundas dentro de nosotros mismos. La mayor parte de nuestros comportamientos son hábitos y automatismos.
¿Cómo saber entonces por qué hago lo que hago? Yo tengo la respuesta: conócete a ti mismo.
¿No te ha pasado alguna vez sorprendiéndote haciendo algo que jamás pensaste que harías? Como dejar de fumar de la noche a la mañana. ¿O haciendo algo que no es propio de ti? Como aquella vez que explotaste y te pusiste echa una furia gritando a todo el mundo. Muchas veces a lo largo de nuestra vida hemos hecho cosas distintas a nuestra naturaleza (o eso pensamos), otras veces son cosas de las que nos arrepentimos, y otras veces son esas “locuras” las que nos han hecho ser como somos hoy en día.
Si haces memoria seguro que encuentras alguna situación que encaje en lo que te estoy diciendo. La clave está en saber por qué lo hiciste aquél día y no cualquier otro, por qué en esa ocasión decidiste actuar de esa forma.
Tanto si el resultado fue satisfactorio como si no, te invito a que te conozcas un poco más, ahondes en tus pensamientos, en tus creencias limitantes, en tus emociones bloqueadas, en tus automatismos… Sólo así podrás aprender para el futuro y decidir qué respuestas dar de manera consciente.
Somos el 95% inconsciente, y el 5% consciente
Me explico. El 95% de las cosas que hacemos son hábitos, automatismos, son acciones y pensamientos que hemos aprendido y que ya no hace falta volver a procesar. Por lo tanto, ese 95% de las actividades que hacemos normalmente a diario son inconscientes. Esto no quiere decir que no las pensemos, sino que van en piloto automático por así decirlo.
Tu mente ha decidido que no merece la pena dedicarle esfuerzo mental y procesamiento a una conducta que realizas a diario, como por ejemplo ir al trabajo.
Seguro que te ha pasado muchas veces el salir de casa y llegar al trabajo preguntándote “¿Ya estoy aquí? No recuerdo haber hecho el camino” Y es que no lo recuerdas porque tu mente directamente lo ha hecho por ti.
Imagínate que fuera de esta forma: Te levantas, tu mente procesa que un pie vaya delante del otro, que llegues al baño y proceses que la mano izquierda coja el tubo de la pasta de dientes mientras la derecha mueve los dedos para buscar el cepillo. Después, en un alarde de psicomotricidad, tu mente procesa detalladamente el movimiento de tu mano derecha para introducir el cepillo de dientes en tu boca y realizar movimientos circulares en los dientes…
¡¡Por favor!! Estaríamos agotados, y sólo hemos hecho un minuto de nuestra rutina diaria. Tu cerebro necesita optimizar recursos. Un cerebro gasta mucha energía en procesar información y en generar respuestas. Por eso, cuando tu mente asimila el proceso, lo convierte en automático.
Cuando las conductas se repiten mucho se convierten en hábitos, lo automatiza para no tener que volver a pensar cada acción por separado. Igual que cuando nos sacamos el carnet del coche pensamos en todo lo que hay que tener en cuenta, el movimiento de los pedales, etc, y ya un conductor experto no lo piensa, simplemente lo hace.
Ése es el 95% de las cosas que me refiero.
El otro 5% se usa para realizar tareas que requieren que estemos atentos y dándolo todo. Como por ejemplo un cirujano en una operación, cuando estamos haciendo algo nuevo, cuando estamos estudiando, o cuando viajamos a un sitio nuevo. Necesitamos todo nuestro cerebro para ayudarnos a desenvolvernos de la mejor manera posible.
Entonces, ¿puedo cambiar mis hábitos y automatismos?
Claro que puedes. Lo que automatizaste una vez, se puede desautomatizar. A mí me pasó cuando cambiamos el toallero de mi baño. Llevaba años girándome para atrás para coger la toalla y secarme las manos. Sin embargo, cuando pusimos el toallero a la derecha del lavabo, me sorprendía a mí misma cada vez que me giraba y la toalla no estaba allí. Eso pasaba por que automáticamente iba a buscar la toalla al sitio de siempre. Al no verla, mi cerebro llegaba a un cortocircuito. Es como seguir un camino que no llega a la meta. Entonces pensaba de manera consciente “¿Dónde está la toalla?“ Y acto seguido hacía memoria y procesaba la respuesta adecuada: me giraba de nuevo y la toalla estaba en el toallero nuevo. ¡Algo que tenía que aprender!
A día de hoy, ese comportamiento se ha vuelto automático de nuevo.
Igual que con el ejemplo de la toalla, se puede hacer con cualquier cosa. Si automatizaste una conducta que ya no quieres, se puede desautomatizar y volver a aprender otra. Esto es lo que hacemos con los hábitos. Un hábito empezó siendo una conducta que requería tu 5% consciente, hasta que aprendiste cómo se hacía (por ejemplo caminar, montar en bici, hacer unas lentejas, abrir el email en el ordenador, fumar…) y ya lo automatizaste. Incluso las respuestas emocionales se automatizan, por lo que también se puede cambiar.
Todo lo que haces de manera automática, puedes cambiarlo: incluso la respiración. Share on X
Un autoconocimiento profundo
Para conocer tus automatismos y tus hábitos necesitas un autoconocimiento profundo de ti mismo. Es la mejor manera. Sin embargo no nos han enseñado a hacerlo en el colegio, ni siquiera en el trabajo… Esto es un tema que jamás hemos aprendido. Sin embargo es la única manera de ser feliz. Si nos sabes qué te gusta, si no sabes qué te hace sonreír, si no sabes qué prefieres en la vida… ¿Cómo vas a ser feliz?
Te invito a que a partir de ahora, cuando te des cuenta que algo lo has hecho de manera automática, o cuando quieras cambiar un hábito indeseable, recuerdes esto que has leído y te hagas esta pregunta.
¿Qué gano y qué pierdo haciendo esto?
¿Quiero seguir haciéndolo?
Y dependiendo de la respuesta, tomes una decisión al respecto. Ya sabes que los hábitos se pueden cambiar, ya sabes que las respuestas automáticas se pueden cambiar, incluso las respuestas emocionales automáticas como enfadarte se pueden cambiar… Es tu responsabilidad cambiar.
¿Y cómo hago para conocerme?
Existen numerosas formas: El Coaching sirve para ampliar mapas, para ver la realidad desde otros puntos de vista, para tomar perspectiva de la situación y tomar decisiones… Pero sobre todo el Coaching es CAMBIO y requiere acción.
Pero indudablemente si quieres cambiar, necesitas conocerte emocionalmente. Te invito a escuchar a tus emociones y alcanzar un conocimiento profundo de ellas.
Y si necesitas un cambio en tu vida y necesitas mi ayuda como guía en ese camino, puedes acompañarte de mí y de mi equipo para ayudarte 1 a 1. Mi trabajo es que logres la vida que quieres para ti. ¿Quieres vivir plenamente?