Muchos de nosotros, en algún momento de nuestra infancia tuvimos la costumbre de escribir un diario. Un cuadernillo simple en el que contábamos nuestro día y las emociones que íbamos experimentando. Pero una vez que nos vamos haciendo adultos, estos «pasatiempos» van quedando en el pasado. Ahora bien, existe una técnica psicológica que rescata un poco de la esencia de aquella idea, pero aplicada en concreto a nuestro bienestar integral. Se trata de la escritura terapéutica.
También conocida como escritura emocional o expresiva, esta técnica se viene usando con fuerza desde la década de los ochenta y con beneficios interesantes para quienes la aplican. No se trata de la solución definitiva y única de problemas, sino de la apertura a la puerta de nuestras propias emociones.
No todos tenemos las mismas habilidades sociales ni iguales capacidades para relacionarnos ni expresarnos. Es más, no todos podemos establecer un diálogo interno saludable. Es allí donde la escritura terapéutica surge como una puerta abierta. Una puerta que da entrada a desnudar nuestro interior y desarrollar una introspección positiva.
Cuando estamos solos y frente a la hoja en blanco, son miles las ideas y sentimientos que pueden ponerse de manifiesto. Al practicar la escritura terapéutica no estamos persiguiendo ningún tipo de texto literario, sino la puesta en palabras, la exploración, la conciencia o incluso el descubrimiento de emociones y sentimientos que quizás no hemos logrado expresar.
Y es justo en este momento en el que aparece, en toda su potencia, el poder sanador de la escritura terapéutica. Como una herramienta en la que, encontrándonos solos con nosotros mismos y nuestros sentimientos, ponemos en práctica un ejercicio de liberación emocional.
Acompáñame a descubrir, juntos, las bases de la escritura terapéutica y los beneficios que puede representar para el manejo de tus emociones, de tu autoestima y la forma en que manejas la comunicación contigo mismo y con el exterior.
Índice del artículo
¿Qué es la escritura terapéutica?
La escritura terapéutica es, ni más ni menos, una herramienta para sacar a la luz pensamientos y sentimientos que llevamos por dentro y que muchas veces no nos hemos tomado el tiempo de explorar o simplemente hemos preferido pasar de largo.
Aplicándola, podemos desahogarnos, aclarar nuestros sentimientos, animarnos, conocernos mejor e incluso darnos cuenta de cosas que nos ayuden a tomar una determinada decisión.
Por ejemplo, imagina que estás pasando por una crisis de pareja y estás considerando junto a tu compañero o compañera, tomar de decisión de separarse. Pero te dispones a usar la escritura terapéutica como una forma de visibilizar y poner en palabras aquellas cosas que sientes.
Lo haces durante una semana entera, en la que vas escribiendo día tras día cómo te sientes con esa persona con la que estás compartiendo la vida. Cómo son sus amaneceres, cómo es la comunicación entre ambos, si se ríen o se divierten juntos, de qué manera viven la intimidad, entre otros miles de factores que pueden ponerse en juego en un vínculo amoroso.
Al cabo de esa semana te encontrarás con emociones y sentimientos que quizás en la cotidianidad has pasado por alto, pero que vistos en palabras escritas adquieren una dimensión más realista. Quizás descubras que los días no son felices al lado de esa persona, que el vínculo íntimo es insatisfactorio, que no tienen proyectos en común o temas de qué hablar. Y si es así, tendrás herramientas que te inclinen hacia un lado de la balanza.
Pero si resulta lo contrario, si se ríen juntos, si pueden compartir las pequeñas cosas de la vida, si se atraen físicamente y disfrutan del contacto de sus cuerpos, si aún piensan en proyectos en común, quizás valga la pena trabajar en la relación desde una perspectiva positiva.
Este sería solo uno de los ámbitos en el que la escritura terapéutica puede abrirnos puertas y ayudarnos a ver las cosas de una manera más clara. Tanto en los vínculos sentimentales como en los familiares, laborales e incluso la concepción que tenemos de nosotros mismos, esta herramienta pone en palabras concretas sentimientos que muchas veces no nos decidimos o atrevemos a nombrar.
En el ámbito laboral, la Southern Methodist University realizó un estudio sobre los efectos de la escritura terapéutica. En él se concluyó que es una técnica eficaz para afrontar los problemas con mayor asertividad. Se estudió a un grupo de personas que habían sido despedidas del trabajo. Quienes escribieron y se expresaron al respecto, no solo se recuperaron emocionalmente, sino que consiguieron un nuevo empleo más rápido que el otro grupo.
Pero veamos en concreto, cuáles son los beneficios que nos puede representar sumar la escritura terapéutica a nuestra vida.
Beneficios de la escritura terapéutica
Bien, lo primero que quiero aclararte en relación a la escritura terapéutica, es que debes dejar de lado todos tus temores e inseguridades. Entiendo que todos tenemos diferentes capacidades para expresarnos, ya sea de forma oral, gestual o escrita. Pero esta técnica no trata de calidad literaria, de redacción ni de ortografía.
Todo lo contrario, implica un ejercicio de libertad absoluta, al que únicamente puedes llegar y aprovechar de lleno cuando estás totalmente libre de censuras autoimpuestas. Si has llegado a ese punto, estos son algunos de los beneficios que la aplicación de esta técnica puede representar en tu vida.
Bajar la velocidad
El pensamiento es una máquina que va a todo ritmo, todo el tiempo. (Ya hemos hablado de ello en mi Podcast, El Tren del Pensamiento). Y justo por eso, a veces es necesario bajar la velocidad y darnos la oportunidad de pensar con más claridad. Cuando escribimos, obligatoriamente debemos ir más lento. Y esto implica un ejercicio de redescubrimiento personal, de reflexión y de introspección que resulta muy valioso.
Conocernos mejor
Otra de las posibilidades que nos ofrece la escritura terapéutica es la de conocernos mejor, abriendo la puerta del diálogo con nosotros mismos. Poniendo en palabras las ideas que llegan a nuestra mente, logramos una mayor conciencia sobre ellas.
Podemos darnos cuenta de cuales son las cosas, las acciones o las situaciones que nos generan dolor, tristeza o molestia. También aquellas que nos aportan bienestar. Podemos profundizar en el autoconcepto que hemos construido y en cuánto influye en que tengamos una vida más o menos feliz.
También, si somos todo lo libres y honestos que podemos, la escritura terapéutica puede poner sobre la mesa los sentimientos que nos unen o que nos separan de otras personas.
La sanación de vínculos
Sea con nosotros mismos, con nuestra madre o padre, con nuestra pareja actual o pasada o con un compañero del trabajo, la escritura terapéutica tiene un gran poder sanador que nos hace ver los vínculos desde otra perspectiva.
¿Has escuchado quizás aquello de escribir una carta de despedida a un amor que ya se fue, que no sea para entregarla sino para conscientemente decir adiós y cerrar esa etapa? ¿O quizás escribir una carta a un padre con el que tuvimos una difícil relación, reconociendo cuánto amor sentimos que faltó en nuestra infancia?
Todos estos son ejercicios de la escritura terapéutica, que ayudan en el proceso de nombrar sentimientos, hacerlos conscientes, interiorizarlos, valorar sus lecciones y en el caso que corresponda, superarlos.
Mejor funcionamiento cerebral
¡Si! Aunque parezca increíble, la escritura terapéutica puede hacer que nuestro cerebro funcione mejor. En primer lugar se destaca el beneficio emocional, pero además de ello, el simple hecho de escribir sobre lo que sentimos, implica la activación de los dos hemisferios cerebrales.
Por un lado estará trabajando nuestra parte creativa, emocional, y por otro, también se activará la parte racional y estructurada del proceso de escritura. Todo ello conlleva a que lo que estemos escribiendo, especialmente si se trata de situaciones traumáticas o dolorosas, lo gestionemos de una manera que a la larga impacta de forma positiva en el equilibrio emocional.
Tipos de escritura terapéutica
La escritura terapéutica parte de un hecho: puede ser tan libre como sientas tus propias emociones y deseos de expresarte sin censuras. Y justo por esto, es muy fácil. Olvídate de gramática o de redacción. Esta técnica es un espacio en el que simplemente puedes ser tú mismo y expresarte según lo sientas.
Existen infinidad de técnicas que pueden ayudarte a poner en práctica la escritura terapéutica. Unas pueden ser más adecuadas que otras según la situación de vida que estés atravesando. A continuación te contaré sobre algunas de las más populares.
El diario íntimo
El primero en generar el concepto de Diario Intensivo fue el psicólogo norteamericano Ira Progoff, en la década de los 60. El método era tan simple como escribir cada día sobre las vivencias y los sentimientos experimentados. Se trata de una técnica muy útil de autoconocimiento y que además nos ayuda en la construcción de hábitos.
El Desahogo
Hay momentos particulares en la vida en los que nos sentimos colapsados o simplemente sobrepasados por las emociones. Lo que experimentamos, sea negativo o positivo, es tan fuerte que no somos capaces de verbalizarlo. El desahogo es una buena técnica de escritura terapéutica, pues hace de la hoja en blanco el espacio en el que podemos simplemente sacar todo.
Sea lo que sea que estés sintiendo: rabia, ira, desesperación, frustración, molestia, tristeza, nostalgia, amor… cualquier emoción, ponla en las primeras palabras que lleguen a tu mente, sin hacer racionamientos excesivos. Solo escribe tal cual sientas.
El Agradecimiento
Otra de las técnicas para aplicar la escritura terapéutica es el agradecimiento. Sea a través de una carta hacia una persona o a través de una lista de las cosas buenas que tienes hoy en tu vida, agradecer es uno de los ejercicios más poderosos y positivos.
Cuando empiezas a escribir en este sentido, te darás cuenta de como van apareciendo nuevas cosas por las que agradecer, desde lo más valioso como la salud o tu familia, hasta los pequeños eventos de la cotidianidad como poder disfrutar de tu comida favorita o dar un paseo bajo el sol.
La Visualización
Y quiero cerrar con una de las técnicas de escritura terapéutica más enfocadas en lo positivo. La visualización se combina con la Programación Neurolingüística de una manera muy estrecha. Lo que dice esta rama de las ciencias que estudian la mente humana, es que las palabras que usamos conforman nuestra realidad.
Si estamos en un permanente estado de queja o negatividad, esto es lo que se seguirá repitiendo en nuestras vidas. Elementos con los que podamos quejarnos o estar insatisfechos. Pero si en cambio ponemos foco en lo positivo, en lo que de bueno tenemos y en lo que deseamos, la realidad empieza a transformarse desde nuestra actitud.
Vale la pena entonces que hagamos un ejercicio de escritura terapéutica en el que expresemos lo que deseamos para nuestra vida de forma positiva. No se trata de fantasías absurdas como ganar cien millones de euros en dos días, sino de esos aspectos en los que, trabajando y siendo constantes, podemos mejorar nuestras vidas.
Asuntos como terminar los estudios, empezar una rutina de ejercicios, perder unos kilos, mejorar la relación con tus amistades, alimentarte mejor, cambiar de empleo, mudarte. Cosas que desees para tu vida y que esforzándote estando enfocado, puedes conseguir.
En definitiva, la escritura terapéutica es una herramienta maravillosa para conectarte contigo mismo, desde la simpleza y sencillez de un papel y un lápiz. Sin presiones de ningún tipo y en ejercicio pleno de tu libertad, puedes materializar emociones tanto positivas como negativas, que te ayudarán en el camino hacia tu bienestar y realización personal.
Si quieres aprender sobre la escritura terapéutica, empezar a ponerla en práctica y sentir sus beneficios en tu propia vida, apúntate ahora mismo a mi Curso de Escritura Terapéutica. ¡Ármate con lápiz y papel! ¡Te espero!