Guía para cultivar emociones positivas

16 agosto, 2016
guia para cultivar emociones positivas

Aquí te traigo un post invitado de mano de Cristina de BeHappiest, que viene a hablarte de cómo puedes empezar a cultivar emociones positivas y la importancia de tenerlas. ¡Y con evidencias científicas! No tienes excusa, ahora sabrás cómo de importantes son las emociones positivas.

Te dejo con ella. ¡A disfrutar!

Las emociones positivas, además de ser un componente esencial del bienestar, nos permiten construir recursos personales psicológicos que nos ayudan a afrontar las adversidades de la vida.

Recientes estudios científicos revelan que las emociones positivas impactan considerablemente no solo en la salud física y mental, también favorecen la creatividad, la inteligencia, la toma de decisiones, la autoexpansión y la calidad de nuestras relaciones sociales.

Índice del artículo

¿Para qué sirven las Emociones Positivas?

1.Favorecen el aprendizaje de recursos personales y psicológicos

La Teoría de las emociones positivas como ampliadoras y constructoras de Fredrickson (2001) plantea que mientras las emociones negativas restringen los repertorios de conducta y permiten así, una huida o lucha eficaz ante un potencial estresor, las emociones positivas permiten ampliar y construir repertorios de pensamiento y acción, tales como recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sociales, que estarán disponibles para momentos futuros.

Las funciones de las emociones positivas complementan las funciones de las emociones negativas y ambas son igualmente importantes en un contexto evolutivo.

Las emociones negativas solucionan problemas de supervivencia inmediata. Por ejemplo, la ira prepara para el ataque, el miedo para la huida, etc., mientras que las emociones positivas promueven las habilidades psicológicas que permiten descubrir e inventar posibilidades, y desarrollar las habilidades sociales adecuadas para generar vínculos entre personas y desarrollar conductas de ayuda  (Conway, Tugade, Catalino y Fredrickson, 2013).

La alegría, por ejemplo, permite explorar más situaciones, jugar, tener relaciones más abiertas con otras personas, etc. Pero además alientan el crecimiento de recursos intelectuales, emocionales e interpersonales.

2. Favorecen el desarrollo mental y la creatividad.

Las emociones positivas también contribuyen al desarrollo cognitivo y atencional, al uso de interacciones complejas o la exploración de nuevas capacidades.

En este sentido se ha observado que las emociones positivas favorecen la capacidad de procesar la información holísticamente, al facilitar la inclusión de información periférica (Johnson, Waugh y Fredrickson, 2010).

De igual modo, la experimentación de emociones positivas incrementa la flexibilidad cognitiva, la creatividad y la innovación en la resolución de problemas (Fredrickson, 1998).

3. Contribuyen a una toma de decisiones más acertadas

Las emociones positivas mejoran la forma de pensar. El afecto positivo se relaciona con una organización cognitiva más abierta, flexible y compleja y con la habilidad para integrar distintos tipos de información.

El resultado de esta forma de pensar hace que nuestros juicios y opiniones sean más sensatos y acertados, favoreciendo, por tanto, una mejor toma de decisiones.

4. Mejoran la salud física

En las últimas décadas se ha comenzado a poner de manifiesto que los estados positivos, a nivel psicológico, no sólo forman parte integral de la salud, sino que pueden jugar un rol protector en relación a la aparición de problemas físicos y enfermedades, así como en los procesos de recuperación de las mismas.

Una percepción caracterizada por un sentimiento positivo hacia uno mismo y de control personal, junto con una visión optimista del futuro, son una reserva y un motor de recursos que no solo permiten a las personas afrontar las dificultades diarias, sino que cobran especial importancia a la hora de afrontar situaciones que pueden ser fuertemente estresantes e incluso amenazantes para la propia vida (Vázquez, Hervás, Rahona y Gómez, 2009).

Existe evidencia empírica que demuestra que el afecto positivo se relaciona con el bienestar físico. Diener y Chan (2011) en su revisión de la literatura sobre el bienestar y la salud concluyen que las emociones positivas predicen el buen funcionamiento de los sistemas cardiovascular e inmunológico.

También se han asociado con una mayor longevidad. Danner, Snowdon y Friesen (2001) en un conocido estudio con monjas, encontraron evidencia de que el afecto positivo evaluado a los 20 años de edad podía predecir una mayor esperanza de vida, 60 años después.

5. Mejoran las relaciones sociales.

En este sentido, se ha observado que las emociones positivas favorecen la autoexpansión, lo cual contribuye, a una mejora en las relaciones interpersonales.

La autoexpansión hace referencia a la incorporación de aspectos del carácter de otras personas en uno mismo (Aron, Aron y Smollan, 1992),. Está relacionado con el sentimiento de estar conectado con otros. Las investigaciones sugieren que las emociones positivas son potentes predictores de los cambios producidos en la cognición social, en el sentido de adquirir una visión más autoexpansiva en las relaciones sociales, con visiones menos prejuiciosas y estereotipadas.

Las personas que experimentan mayor afectividad positiva son más propensas a encontrar puntos de encuentro con otras personas (Waugh y Fredrickson, 2006).

¿Emociones Positivas: Causa o resultado?

Tradicionalmente se ha considerado que las emociones positivas surgen como consecuencia del bienestar psicológico o, lo que es lo mismo, un funcionamiento psicológico óptimo y saludable (Ryff y Keyes, 1995).

Si quieres profundizar sobre esto, puedes leer mi post: seis pasos para alcanzar la felicidad según la Psicología Positiva, donde te explico cuáles son los seis factores psicológicos que contribuyen al bienestar, desde una perspectiva científica.

Sin embargo, recientemente también se defiende que el bienestar emocional no es sólo una consecuencia, sino que también es antecedente de buenos resultados en la vida, como relaciones interpersonales más satisfactorias, afrontamiento efectivo, éxito profesional y mejor salud física  (Veenhoven, 2008; Xu y Roberts, 2010).

Estos autores defienden, por tanto, que el afecto positivo engendra éxito. Y es que el afecto positivo conduce a la persona a pensar, sentir y actuar de una manera que promueve la construcción de recursos y la consecución de objetivos ( Lyubomirsky, 2001).

Si quieres conocer que tres características se asocian de manera recurrente con la felicidad y el bienestar, puedes leer mi post: “Tres cosas que las personas felices hacen”.

La Positividad

Catalino, Algoe y Fredrickson (2014) definen la positividad como  un rasgo de personalidad caracterizado por una tendencia u orientación hacia la experimentación de estados positivos, mediante la planificación de actividades que incrementan la afectividad positiva. 

Los resultados encontrados sugieren que la priorización de la positividad aumenta los niveles de bienestar, al incrementar el afecto positivo y disminuir el malestar, mediante la puesta en práctica de diferentes recursos psicológicos, tales como la autocompasión, la aceptación, la resiliencia, la regulación emocional, la flexibilidad mental, entre otros, que tienen un papel protector frente a la adversidad.

La positividad no se refiere únicamente a una tendencia a pensar positivamente sobre el futuro, ni a un sistema de cogniciones autorreferentes positivas, sino a un rasgo de personalidad general que refleja la tendencia a vivenciar positivamente varios dominios de la vida, como el trabajo, la amistad, la familia, las relaciones de pareja, etc. Esta se ha asociado con una mejor salud física, un balance afectivo más positivo y alta calidad percibida en las relaciones interpersonales.

No te engañes a ti mismo, hay que gestionar las emociones de una forma saludable

En este sentido, la psicóloga estadounidente, Sonja Lyubormisrsky, propone practicar la gratitud para así transformar en positivo nuestra forma de pensar. Practicar la gratitud supone centrarnos en el presente, en apreciar la vida como es, aquí y ahora. Implica, por tanto, mucho más que decir “gracias”.

Las personas que suelen estar agradecidas son relativamente más felices, tienen más energía, se sienten más optimistas y satisfechas con la vida y experimentan emociones positivas con más frecuencia, como sentimientos de interés, entusiasmo, alegría, orgullo y amor. Suelen también ser más amables y empáticas, a ser más espirituales y compasivas, tienen mejor salud y disfrutan de relaciones interpersonales más satisfactorias.

La investigación científica llega a una conclusión clara: Practicando la gratitud serás más feliz.

Si quieres empezar a notar sus beneficios, aquí te dejo una guía gratuita para dejar de discutir con tu pareja, que podrás poner en práctica hoy mismo de una forma rápida y sencilla.

Con esta guía aprenderás a cultivar la gratitud y mejorarás tu relación de pareja. Notarás los resultados inmediatamente y antes de que te des cuenta convertirás tu relación en un intercambio enriquecedor, lleno de amor.

 

Acerca de la autora

crissinrecuadro2Soy Cristina, creadora del blog BeHappiest. Doctora en Psicología Positiva. Ayudo a las personas a mejorar sus relaciones interpersonales y construir relaciones más positivas y saludables, a través del aprendizaje de recursos y herramientas psicológicas validadas científicamente.

 

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