¿Eres de los que celebra la llegada de los fines de semana, pero pierdes el buen ánimo cuando se acerca el lunes? ¿Te levantas cada mañana con poca energía y motivación para ir a trabajar? ¿Esperas que pase pronto la jornada para volver a casa? ¿La frase Odio mi trabajo, sientes que te identifica? Pues, ¡sigue leyendo!
La realidad es que son muchas personas las que conviven con empleos que les resultan poco satisfactorios, desmotivantes, aburridos o demasiado estresantes. A casi todos nos ha pasado en alguna oportunidad aquello de tener un trabajo que no nos gusta. Pero cuando te das cuenta que esa actividad que debes realizar día a día, te genera malestar, tristeza o irritación, quizás sea momento de detenerte a analizar el panorama.
Vivir todo el tiempo bajo la idea de que odio mi trabajo, no sólo impacta de manera directa en el rendimiento y la productividad. Más grave aún, afecta tu ánimo, tu energía e incluso la alegría con la que ves la vida.
Vamos, que estar ocho o nueve horas al día, dedicándote a algo que no te hace feliz, sin duda genera consecuencias negativas. Pero como se trata de una realidad por la que todos hemos pasado, existen algunos consejos y formas que te pueden ayudar a sobrellevarlo y superar esta etapa. ¡Acompáñame a profundizar en este tema!
Índice del artículo
¿De dónde se origina el hecho de sentir que odio mi trabajo?
El decir «odio mi trabajo» no es una frase que aparece de la nada. Generalmente las personas que sienten insatisfacción por sus labores diarias, llevan cierto tiempo viviendo una realidad en la que no encuentran motivación, retos, armonía o reconocimiento.
Pero, ¿Por qué sientes que odias tu trabajo? Algunos de estos motivos pueden resultarte familiares:
- Tenía otras expectativas cuando entré a trabajar.
- Pensé que ascendería más rápido.
- No tengo una buena relación con mi jefe o mis compañeros de trabajo.
- Me siento mal remunerado.
- El trabajo que hago no tiene una conexión directa con mis talentos, mis pasiones o potencialidades.
- No siento que reconozcan mis capacidades.
- Me sobrecargan de obligaciones.
Uno o varios de estos escenarios puede representar el detonante de un sentimiento de malestar general asociado a tu empleo. En este sentido, de lo primero que debemos partir es de la construcción de expectativas realistas.
Cualquiera sea tu área de desarrollo laboral, seguramente será cambiante y sujeta a variaciones en el tiempo. Y el empleo perfecto no existe. Siempre encontrarás que alguna cosa en el entorno empresarial estaría sujeta a mejoras. Lo fundamental en este caso es que no te concentres en exceso en los problemas, sino que también procures valorar los aspectos positivos.
Ahora, si todas estas valoraciones ya las has hecho, y sigues plantado firmemente en la idea de que odio mi trabajo, quizás hayas desarrollado el Síndrome de Bournout. Pero… ¿de qué se trata esto? ¡Veamos!
¿Qué es el Síndrome de Burnout?
También conocido como Síndrome del trabajador quemado, el Síndrome de Bournot aplicado al ámbito laboral, es la decantación natural a la que llegan todas las personas que permanecen mucho tiempo en un empleo en el que no se sienten bien.
- ¿Tienes jornadas de trabajo largas y extenuantes, que desde el mismo inicio te generan cansancio?
- ¿Te la llevas mal con tus compañeros y procuras comunicarte con ellos solo lo estrictamente necesario?
- ¿No sientes ninguna motivación por tu trabajo?
- ¿Sientes que se desarrollan dinámicas disfuncionales o que sufres un control excesivo y agobiante por parte de tus superiores?
- ¿Tus labores diarias no se ajustan con tu verdadero perfil profesional y capacidades? (¿Te imaginas a un artista plástico trabajando como agente de cobranzas? Quizás la frustración rápida esté asegurada, ¿no?)
- ¿Sientes apatía y poco interés por los resultados de tu trabajo?
- ¿A medida que pasas más tiempo en ese lugar, sientes que aumentan tus creencias limitantes, e incluso has llegado a pensar en que No puedes hacer nada para cambiar esa realidad?
Todos estos elementos están presentes en una persona con este síndrome. Lo importante en este sentido es darse cuenta de cuándo y cómo evoluciona, para poder tomar acciones al respecto.
Quizás si empiezas a sentirte mal en tu trabajo durante un par de meses, puedas asumir una redirección de tu vida profesional. Pero si dejas pasar el tiempo, el Síndrome de Bournot se vuelve pasivo y pasas varios años en esa misma dinámica, puedes generar incluso una depresión y lesiones en tu autoestima.
Si has dicho la frase odio mi trabajo, de manera recurrente y con autenticidad, son muchas las acciones que puedes empezar a desarrollar para cambiar esa dinámica negativa, que te aleja de tu desarrollo integral.
Odio mi trabajo: ¿Cómo solucionarlo?
Bien, vayamos a la práctica. Decir odio mi trabajo es un gran punto de partida para iniciar la acción. Pero en la realidad no es tan fácil como decir, «vamos, busca otro empleo».
Son muy pocos los que trabajan solo por placer. La mayoría lo hacemos también para mantenernos a nosotros mismos o a nuestras familias. Pero esto no implica que trabajar deba ser un castigo. ¡Todo lo contrario! Puede ser una extraordinaria fuente de motivación, de desarrollo personal y de bienestar.
Si estás en un trabajo que no te hace feliz, lo primero que debes tener en mente es que se trata de algo temporal. Que en tu poder está desarrollar las acciones para hacerlo temporal, y si es posible, breve. Nadie dijo que sería fácil, pero la meta final es salir de ese lugar en el que no puedes realizarte y crecer. Veamos algunos consejos para lograrlo, y para que en el tiempo que aún permanezcas en este empleo, puedas asumirlo con una actitud más positiva.
Piensa en tu siguiente paso laboral
Vamos, que estar todo el tiempo con la frase odio mi trabajo entre labios, no es agradable ni para ti ni para las personas que te rodean. Pero es fundamental que no te regodees en la queja, sino que te pongas manos a la obra, desarrollando tu asertividad.
¿Cuál quisieras que fuera el siguiente paso en tu carrera? ¿En qué área te gustaría especializarte? ¿Hacia que tipo de empresas o formatos laborales te gustaría apuntar? ¿Quisieras formar parte de una gran corporación o de una empresa familiar? ¿Preferirías trabajar como freelance o incluso empezar tu propio emprendimiento?
Diseña tus objetivos de la forma más clara y precisa posible. Luego piensa en un plan de acción que pueda llevarte hacia ellos. Prepara tu currículum, fórmate en las áreas que sientas que son más importantes, empieza una búsqueda activa de oportunidades. Si bien encontrar la mejor posibilidad laboral no es asunto fácil, con perseverancia, disciplina y preparación, lo lograrás.
Aprovecha el tiempo en tu empleo actual
Si, ya sé que si has llegado hasta aquí es porque verdaderamente eso de que odio mi trabajo, te representará bastante bien. Pero aunque no sea un espacio de realización profesional ni personal, tu actual empleo puede ayudarte en el camino hacia el logro de tus objetivos.
Y no te hablo solo del sustento económico para mantenerte mientras inicias la búsqueda, sino de las oportunidades que puedes aprovechar estando allí, haciendo mano de tus habilidades sociales.
Por ejemplo, bien se sabe que la red de contactos es fundamental en el ámbito profesional. Pues, ¡Aprovecha los que puedas hacer en tu experiencia actual! Trata de analizar entre las personas que te rodean, cuáles tienen un perfil profesional interesante, que puedan incluso ayudarte a enlazar con otras posibilidades.
Quizás ese compañero con el que no te has dado la oportunidad de hablar, porque simplemente te sientes mal en la oficina y no quieres relacionarte con nadie, puede ayudarte o ser un vínculo intermedio para una próxima oportunidad laboral.
También es buena idea actuar proactivamente y asumir esos proyectos que nadie mas quiere, que vienen dando malos resultados o están al borde del fracaso. Te preguntarás, ¿por qué haría algo así, si va a representarme mucho esfuerzo? Pues porque además de un buen entrenamiento, si logras resultados positivos, tendrás esa gestión como una potente carta de presentación exitosa, cuando postules a tu próximo empleo.
No tomes decisiones apresuradas
Este es un punto en el que quiero hacer mucho énfasis, pues es más común de lo que creemos. Una persona que está todo el día diciendo: odio mi trabajo, odio ir a la oficina en las mañanas, odio que llegue el lunes, no quiero compartir con mi jefe y compañeros, es alguien que está verdaderamente agotado.
Pero ese agotamiento puede llevarte a actuar por impulso, tomar decisiones precipitadas y cometer errores. Un cambio de trabajo, sean cuales sean las condiciones, representa un reto, transformaciones y adaptaciones que tendrás que atravesar.
Y si te sientes mal en tu empleo actual, lo deseable es que tu próxima oportunidad laboral esté mejor seleccionada. No se trata de que te postules a todo lo que encuentres, y que a la primera empresa que te llame le digas que sí sin pensar. (Aunque claro, esto dependerá de qué tan mal estés en tu realidad actual).
Pero, en todo caso, una decisión impulsiva y errónea puede llevarte a un puerto similar al que tienes hoy. Puedes caer en un trabajo en el que igualmente no te sientas bien, en el que no puedas desarrollar tu potencial, y esto decantaría en un agotamiento acumulado importante.
Date el tiempo para enfocar tus energías y acciones en lo que realmente quieres, en la oportunidad que sientes que mereces, en la que puedas desarrollar tus ideas, conocimientos, capacidades y expectativas de una manera satisfactoria.
Recuerda que no sólo trabajamos por el factor económico, sino por desafiarnos y demostrarnos a nosotros mismos cuán capaces somos. Que no te deprima un mal momento laboral, pues es una etapa que con acción y estrategia, dejarás muy pronto en el pasado.
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Fuentes:
Odio mi trabajo qué puedo hacer Síndrome del Burnout Universia