Sea cual sea el área en el que te desarrolles, seguramente habrás recibido unas cuantas críticas a lo largo de tu vida. Y de acuerdo a tu personalidad, a tus valores y la forma en que veas el mundo, estas te afectarán de una manera o de otra. El hecho es que aceptar las críticas es un asunto sobre el que debemos poner la lupa.
En primer lugar, conviene que tengamos en claro que los seres humanos estamos naturalmente diseñados para enfocarnos más en los aspectos negativos que en los positivos. A poner el foco en el punto negro sobre el fondo blanco. Se trata de una actitud natural que nos lleva a dar más importancia a las críticas que a los comentarios halagadores o que nos reconocen de manera positiva.
Ese sesgo de negatividad con el que solemos analizar nuestras acciones y el entorno, lleva a que el proceso de aceptar las críticas tenga cierto nivel de complejidad. Pero la realidad es que no toda crítica que recibimos es mala. Al contrario, algunas son de gran valor para revisarnos a nosotros mismos y mejorar en cosas que quizás no habíamos alcanzado a notar.
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Por qué nos afectan las críticas
El proceso de aceptar las críticas puede ser más fácil o difícil según tu propia personalidad, el aspecto de tu vida sobre el que se te esté criticando y la fuente de donde proviene esa crítica. Los seres humanos somos sociales por naturaleza, y en nuestras interacciones nos vemos en la necesidad de desarrollar habilidades sociales que nos permitan entendernos y desarrollar vínculos positivos.
Pero, ¿Qué pasa cuando recibo una crítica por algo que realmente me importa y sobre lo que creo estar haciendo las cosas bien? Pues son muchas las emociones que se ponen en juego. Muchas personas pueden sentirse atacadas, heridas e incluso lesionadas en su autoestima, poniendo en cuestionamiento los asuntos que le han sido criticados.
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Generalmente la importancia que damos a las críticas dependen en buena medida de la fuente de la que la hemos recibido. Si ante un informe para el trabajo, es tu superior, una persona a la que además respetas y admiras desde el punto de vista profesional, quien te hace una crítica, pues seguro que te afectará de alguna manera.
En cambio, si eres criticado por alguien en quien no ves ascendencia para el asunto que te cuestiona, quizás le des menos importancia. Esto, por supuesto, va a depender de tu propia personalidad. En el caso de las personas altamente sensibles, aceptar las críticas puede convertirse en un verdadero reto y un aprendizaje de vida, pues suelen ser mucho más vulnerables a los comentarios negativos.
Sesgo de negatividad
Veamos por ejemplo un caso cotidiano: Imagina que has tenido una activa semana laboral, en la que te has reunido con diez clientes, usuarios, pacientes, alumnos o lo que aplique a tu oficio. Nueve de esas personas se han mostrado a gusto con tu trabajo y el intercambio que han tenido. Pero una de ellas te ha expresado que no le gusta el servicio, tu manera de trabajar o simplemente no se siente cómodo. Entonces, las nueve personas que te valoran positivamente pierden por un instante el valor. Tu energía se enfoca en esa crítica negativa, que puede lesionar tus emociones, tu autovaloración y confrontarte con tus propias capacidades.
Y ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué es lo que se despierta en tu mente cuando pasas por una situación como esta? Pues se ponen de manifiesto asuntos en los que bien vale la pena trabajar para que logres aceptar las críticas de una manera natural. Quizás seas un persona que pone demasiados esfuerzos en agradar a todos, todo el tiempo, lo que sin duda genera un gran desgaste, además de ser un imposible por sí mismo.
Tal vez es la sensación del juicio lo que se despierta en ti. La incomodidad de sentirte evaluado, juzgado y medido por un otro. Y por último se pone de manifiesto tu criterio y seguridad propias. ¿Crees todo lo que te dicen? ¿Eres capaz de ponderar hasta que punto una opinión tiene o no resonancia con tu propia realidad?
El proceso de aceptar las críticas exige también mucho de autoconocimiento y criterio, para poder distinguir entre esas críticas que pretenden ayudarnos a crecer y a mejorar, y esas que solo buscan boicotearnos o afectar nuestro ánimo.
Diferenciar entre críticas constructivas y críticas destructivas
El proceso de aceptar las críticas tiene mucho que ver con la capacidad que desarrollemos para distinguir una crítica constructiva de una destructiva. En primer lugar debemos asumir que cada persona piensa, siente y se expresa de una manera única, que puede no concordar con nosotros.
Hay personas que se aventuran a hacernos críticas y darnos opiniones sin que las hayamos pedido, o a hacer recomendaciones sobre cosas que a ellos les han funcionado, pero que puede que no sean lo mejor para nosotros.
En esos casos, las personas no siempre tienen una actitud maliciosa al hacer sus críticas. Simplemente se expresan, sin poner suficiente conciencia en el contenido de sus palabras y en el efecto que pudieran generar en nosotros.
Lo diferente ocurre cuando esas críticas son hechas con la intención, no de aportar sino de dañar, desanimar, afectar o simplemente desvalorizar. Son esas opiniones disfrazadas de buena voluntad, que muchas veces nos llegan de amigos falsos o familiares tóxicos, y que terminan por afectar nuestra energía.
Y cuando eso ocurre, lo primero de debes hacer es preguntarte a ti mismo, ¿Esta opinión me sirve, me aporta algo, me hace ver cosas que había ignorado, me ayuda a crecer? Si la respuesta es negativa, pues procura desechar esa crítica de tu mente.
Ahora, si estamos en el proceso de aprender a aceptar las críticas y no permitir que nos generen daño emocional, es importante que tengamos claro cuáles son los aspectos concretos que diferencian una crítica constructiva de una negativa. Veamos:
La intención del emisor
Uno de los puntos claves para aceptar las críticas, pudiendo diferenciar un señalamiento positivo de uno destructivo, es profundizar en la intención del emisor. Cuando alguien de tu entorno te hace una crítica positiva, lleva la intención de ayudarte a mejorar, a crecer, a descubrir cosas u oportunidades que quizás no habías visto por tus propios medios.
En esta clase de críticas se refuerza la relación, se estimula la confianza y se fomenta el desarrollo personal. Siempre llevan implícita una posibilidad o idea de mejora. Si te queda alguna duda sobre la intención del mensaje, incluso puedes preguntarle a tu interlocutor qué es lo que te ha querido decir.
La forma en que formula el mensaje
La forma en la que se nos ha dado el mensaje es otro de los factores vitales para aceptar las críticas y aprender a diferenciarlas. Las críticas positivas se hacen desde un ámbito de respeto. Es transmitida con educación y asertividad, fomentando una comunicación en positivo y evitando los conflictos.
En cambio, una crítica negativa puede ser formulada de forma que te irrespete con indirectas, que te desvalorice como persona o que simplemente te haga sentir mal. Si es esta la forma en la que has recibido la crítica, pues lo más recomendable es que no te dejes afectar demasiado por ella.
Las palabras que emplea
Y por último, caemos en lo más concreto al diferenciar una crítica constructiva de una negativa: las palabras con las que es construido el mensaje. Las críticas destructivas se distinguen porque además de una intención dañina, que no aporta nada, son transmitidas con agresividad, apatía o incluso resentimiento.
Este tipo de críticas resalta los aspectos negativos, no da valor a las relaciones personales, fomenta inseguridad y genera conflictos. Y para cerrar con las diferencias entre las críticas constructivas y destructivas, te quiero dejar un pensamiento que sirve para el análisis. Se atribuye a Napoléon Hill, uno de los autores de autoayuda más reconocidos a escala global.
Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.
Consecuencias de dejarnos llevar por las críticas
Aceptar las críticas es un aspecto importante para nuestro crecimiento personal, pero es fundamental que cuando se nos presentan, no nos dejemos abrumar por ellas. Las críticas son simplemente opiniones, nada más que eso.
De esa forma debemos asumirlas, como el punto de vista único y exclusivo de una persona. Cuando nos dejamos llevar por una crítica y la generalizamos, podemos caer en una disonancia cognitiva. Imagina que has tenido diez valoraciones positivas a tu trabajo y una negativa.
Si te aferras a esa valoración negativa, caes en el riesgo de generalizarla y empezar a pensar que todo tu trabajo está mal, que eso que ha dicho esa persona es un hecho cierto e indiscutible, que no eres un buen profesional… En definitiva, asumir las criticas como hechos puede llevarse por delante el trabajo de años.
Si recibes la misma crítica varias veces, quizás sea pertinente que hagas una autoevaluación y definas si hay cosas que puedes cambiar o mejorar en ti. Pero no se trata del todo o nada. No se trata de que una opinión negativa desvaloriza por completo tu valía como profesional.
Aprende a blindarte contra los efectos que las criticas generan en ti y a valorarlas en su justa dimensión, pues tu salud emocional está en juego.
¿Cómo reducir el impacto emocional de las críticas negativas?
El proceso de aceptar las críticas puede ser complicado, tanto por la forma en que lo manejamos en el mismo momento, como por los efectos que éstas puedan generar en tu salud emocional y tu autoestima.
Lo más importante, cuando te has dado cuenta de que has recibido una crítica destructiva, un ataque, es que no respondas de la misma manera. No agredas a tu interlocutor ni des justificaciones que no son necesarias. Existen varias técnicas que pueden ayudarte a que esta crítica negativa te impacte lo menos posible. Veamos las principales:
La técnica del niño de cinco años
Para aceptar las críticas destructivas y no permitir que te lesionen, una técnica simple y muy útil es la del niño de cinco años. Imagina que hablas con un pequeño de esta edad y te dice que tu cabello está muy feo.
¿Saldrías de carreras a la peluquería a cambiar tu look? ¿Darías como absoluta y verídica su opinión? ¿Te enfadarías con ese niño? Pues no ¿Cierto? Entonces procura ver a tu interlocutor como un pequeño niño, y asume su opinión desde esa perspectiva.
La técnica del cambio de plano
Otra de las técnicas para que las críticas destructivas no te dañen es la del cambio de plano. Para entenderla imagina la escena de dos personas paradas una frente a la otra, viendo un número dibujado en el suelo.
Para una será el número seis. Para la otra será el nueve. Ninguna está errada. Ese numero será lo que cada persona vea, y la verdad será exclusivamente la verdad de cada uno. La crítica que has recibido no es un hecho absoluto, sino una opinión según el plano y visión de la otra persona.
La técnica de la Ley del Espejo
Y la última de las técnicas para aceptar las críticas negativas y no permitir que nos afecten, es la de la Ley del Espejo. Incluso hay un libro sobre esta teoría, que se basa en la premisa de que las personas no te ven normalmente como eres, sino como ellos son.
Lo que vemos más fácil en los otros, nos cuesta aceptar que viene de nosotros mismos. Muchas veces una crítica destructiva viene de que has movido algo en esa otra persona. Bien sea que no se acepte, que se arrepienta de una decisión o que simplemente haya tenido un mal día.
En esa crítica que te ha hecho puede verse reflejada cualquier situación que le haya pasado, y se le hace más fácil reflejarlo en el espejo de otra persona, que asumir sus propios problemas o vivencias
En definitiva, aceptar las críticas, quedarte con las opiniones positivas que te ayudan a mejorar o a crecer y desechar las negativas, combatiendo también el miedo al rechazo, es parte de tu desarrollo personal. Teniendo siempre presente que las criticas son opiniones y no hechos, puedes utilizarlas a tu favor, para aprender a convertirte cada día en tu mejor versión.
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