Los problemas es algo con lo que tenemos que convivir diariamente. ¿Qué tal si aprendemos a no verlos tanto como problemas sino que los utilizamos para nuestro crecimiento?
Índice del artículo
¿Por qué vemos los problemas como problemas?
«En lo que te centras, se expande»
La idea negativa que tenemos acerca de un problema es solamente por el enfoque que decidimos adoptar (inconscientemente). Vemos a los problemas como «problemas», porque tenemos una reacción negativa ante una circunstancia. Las circunstancias no son problemas, la idea que tenemos acerca de las circunstancias, hacen que sean un problema.
El hacer una dieta, hacer ejercicio físico, leer un libro, iniciar un negocio… Son simples acciones, pero al abordar la acción o circunstancia con una perspectiva de: «Esto es agotador», hace que en realidad lo sea.
Hay estudios científicos que muestran cómo determinados pensamientos nos quitan energía, mientras que otros nos dan energía. Al centrarnos en una circunstancia como un «problema», tenemos malos pensamientos, pensamientos que nos quitan energía y nos hacen tener un rendimiento mucho menor en lo que sea que hagamos.
Estoy seguro que en algún momento de tu vida enfrentaste alguna situación que parecía un gran problema, y luego de realizarlo te preguntaste, «¿Esto es todo?». Hay un dato curioso en esa afirmación, ¿no te parece?, ¿Cómo algo tan grande, era en realidad, tan pequeño? Esto tiene una simple explicación: Los problemas no son reales. Se hacen reales gracias al magnífico regalo que poseemos desde que arribamos a este mundo: La capacidad para controlar y dirigir nuestra mente hacia cualquier fin que deseemos.
El problema de los problemas, nuevamente, es que utilizamos este magnífico regalo de una manera inconsciente y errónea. ¿Cómo pensar en los problemas como oportunidades o desafíos?
La realidad de los problemas.
«Los problemas no son algo malo, nos indican que aún nos falta algo por aprender para conseguir lo que queremos.»
En el diccionario de la RAE se define a los problemas como «alguna circunstancia que dificulta la consecución de algún fin». La realidad de los problemas o desafíos, es que solo aparecen cuando aún no somos capaces de hacer o ser algo, son dificultades, nada más que eso.
Y nos muestran claramente «lo que nos falta». Nuestros sueños deberían ser grandes, porque tenemos la capacidad para lograrlos. Con esto en mente, me gustaría ejemplificar lo que quiero decir con lo siguiente: Supongamos que (en una escala del 1 al 10), somos una persona nivel 4, con algunas habilidades pero que aún nos falta mucho por aprender para lograr lo que queremos ser o hacer, no importa lo que sea. Y ocasionalmente se nos presenta un problema nivel 5.
Tenemos una dificultad, debemos superarla para llegar a donde queremos, tomamos acción y lo logramos. El problema superado nos hizo aprender algo nuevo, nos hizo mejorar… Ya no somos una persona nivel 4. Somos una persona nivel 6.
Ahora, ¿seguiremos viendo el «problema», como algo arduo y complicado? ¡Claro que no! Lo que aprendimos nos hizo mejorar, lo que antes era un problema, ahora es una circunstancia sencilla que si presenta nuevamente, la abordaremos y terminaremos rápidamente. Hay una distancia entre lo que somos y lo que queremos ser, hay una distancia entre lo que tenemos y lo que queremos tener… Esa distancia son los desafíos o problemas que aún debemos superar para ser o tener lo que queremos.
No hay atajos. Esto es es increíblemente útil, lo único que debemos hacer para tener o ser eso, es afrontar los desafíos y convertirnos en más. Ahora, no se trata de ir buscando problemas por la vida! Algo muy importante es saber cuáles son los problemas que cada uno debe afrontar.
Orientación de problemas
Debemos aprender a fracasar orientadamente.
¿Qué querés ser? ¿Qué querés lograr? Podes elegir ser o hacer lo que sea que vos quieras. Podes elegir música, deporte, filosofía, psicología, medicina, entre muchísimas otras cosas. Lo que es realmente importante es decidir. Concentrar nuestra mente por el periodo de tiempo que sea necesario para decidir qué es lo que queremos. Luego de tener claro tu objetivo es muy sencillo, no fácil, pero si sencillo.
Lo único que debes hacer es pensar en lo que debes cambiar, los desafíos o problemas que tenes que afrontar para conseguir lo que querés. Esto es sencillo, si no necesitaras cambiar nada ya tendrías lo que querés, si aún no lo tenes, es porque te quedan desafíos por delante.
Ahora bien, esos desafíos deben ser medidos en tipo y cantidad.
Si quiero ser músico, por ejemplo, no necesito entrenar 3 horas al día, no necesito aprender sobre economía, no necesito hacer un curso sobre el cuerpo humano. Los problemas o desafíos que necesito son: Tocar 5, 6 horas al día. Romper mi miedo al destacar entre el público yendo a tocar a alguna avenida muy concurrida. Hablar y, cuando sea necesario, discutir con los compañeros de mi banda. Buscar lugares para tocar y darse a conocer. ¡Y muchos otros más!
También es importante controlar la cantidad de problemas que afrontamos a la vez, no podemos tocar 8 horas al día, hablar y discutir con compañeros otras 2 horas, y buscar lugares para tocar otras 3 horas más. La vida necesita un equilibrio entre lo que somos y lo que queremos ser. Al enfocarnos demasiado en lo que queremos podemos dejar de lado cosas muy importantes, como nuestra familia, nuestros amigos, e inclusive nosotros mismos. Ya sabemos que problemas afrontar, ahora, ¿Cómo afrontarlos?
Solución de problemas
Hasta ahora hablamos sobre cómo mirar a esas circunstancias que anteriormente llamábamos problemas, sobre la enseñanza que conllevan, y sobre qué tipo y cantidad de problemas debo experimentar. Más allá de que los llamemos desafíos, problemas u oportunidades, deben solucionarse, debemos subir ese escalón para llegar adonde queremos.
Hace un tiempo encontré una increíble idea sobre cómo solucionar problemas, en el libro «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva«, de Stephen Covey.
El enfoque es sencillo y práctico. Todos los problemas tienen dos áreas generales: Área de influencia y área de preocupación.
Podemos aplicar esto a cualquier desafío que se presente en nuestra vida.
El área de preocupación es, básicamente, el problema; que sentimos, que pensamientos tenemos sobre el mismo, cuáles son los hechos, etcétera. Debemos ser detallistas, poner todo lo que se nos ocurra sobre el problema que estamos teniendo. Y debemos hacerlo en base a lo que nosotros experimentamos, es nuestro problema y lo afrontamos desde nuestro punto de vista.
El área de influencia es la parte del problema en la que nosotros podemos influir. Aquí deberíamos escribir cuatro o cinco acciones que nosotros podamos realizar ahora o dentro de un corto periodo de tiempo, para solucionar dicho problema. Debemos ser prácticos y sencillos. No debemos divagar en esta área sobre el problema, eso debemos hacerlo en él área de preocupación. Las acciones pueden ser mentales o físicas. Puede ser cambiar una forma de pensamiento u realizar alguna acción física para solucionar el problema.
Los problemas generalmente son demasiado amplios y poco específicos. Me molesta «El gobierno», «Mi pareja», «Mi trabajo», «Mi facultad». Este ejercicio es muy útil porque te permite observar el verdadero problema, y hacer lo que esté a tu alcance para solucionarlo.
Deberíamos hacerlo por escrito si es un problema que es recurrente en nuestra vida. Si es un problema esporádico, como llegar tarde a una reunión, un repaso mental de las dos áreas sería suficiente para dejar de sentir esa frustración de impotencia que generan los problemas sin resolver.
Reflexiones finales
En este artículo decidí basarme en los problemas más fundamentales, los problemas que están relacionados con las cosas que deseamos tener o la persona que deseamos ser. Sé que hay problemas más sencillos, como un atasco de tráfico, una mala nota en nuestros estudios, una pelea en nuestro trabajo.
Podemos abordar estos problemas centrándonos en el punto de solución de problemas. Pero realmente pienso que esas cosas son de muy poca importancia, esas cosas van y vienen, son circunstanciales y todos debemos lidiar con ellas en nuestra vida.
Lo verdaderamente fundamental en nuestra vida va a ser afrontar esos problemas profundos… Un cambio de trabajo, un cambio de carrera, el comienzo de un emprendimiento, esos problemas son a los que realmente deberíamos apuntar. Ésa es la base a partir de la cual se despliega nuestra vida, y deberíamos hacerla lo mejor posible.
Una idea muy importante: No esquives tus problemas. Hacerlo sería renunciar a tu posibilidad de mejorar, de aprender algo que aún no sabes, de conseguir algo que aún no tenes.
Cada problema es una nueva oportunidad para alcanzar la Buena Vida.
Cada problema es una nueva oportunidad para convertirnos en la persona que deseamos ser.
Acerca del autor
HUGO FLORES
Doy ideas prácticas sobre desarrollo personal. Mi intención es ayudarte a tomar control de tu propia mente, y utilizarla para tu beneficio. Soy un lector y apasionado sobre este tema… Desde ese punto de partida, me gustaría hacer que mi pasión pueda generar valor para vos, y tu vida. Blog: empatiaconlavida.com